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5 prácticas para elaborar un discurso gracioso

Una pregunta clásica cuando estamos preparando ponentes, especialmente cuando se trata de convenciones, es: “¿está bien utilizar el humor en las charlas?”.  Para empezar, que nosotros no somos nada de decir lo que está bien o mal. Siempre depende. Depende de la audiencia, depende del evento, depende de la estrategia de comunicación y, sobre todo, depende de la personalidad del ponente.

Ser divertido o gracioso no es natural para todo el mundo. No hay error mayor que tratar de impostar una gracia que no se tiene. La naturalidad es un bien preciado que debemos cuidar como un tesoro porque está relacionada directamente con la credibilidad. La impostación nunca sale a cuenta. Crea barreras y desconfianzas con la audiencia.

Ahora bien, también tenemos otro perfil de ponente. El que sí es simpático pero cuyos chistes o comentarios no encajan en la charla que están dando. Utiliza bromas muy personales que parte de la audiencia no entiende. O entretienen con anécdotas que hacen reír a la gente pero que se aleja del meollo de la presentación.

Si ese es tu caso, te ofrezco unos consejos sobre cómo explotar tu gracia natural en escena.

Añade diversión a tus charlas sin irte por las ramas

  • LEE SOBRE LO ÚLTIMO. Es impresionante la inmediatez con la que las redes sociales se llenan de memes y todo tipo de frases ingeniosas. Comentarios, fotografías y vídeos editados que sacan punta a la actualidad más reciente. Si tienes una audiencia nicho (sector profesional, edad, nacionalidad, etc.) recurre a las redes para encontrar de qué hablan. Y de qué se ríen. Puedes encontrar muy buen material para utilizar. Esto no solo te ayudará a añadir humor, sino que te conectará con la audiencia al mostrarte como conocedor de su entorno. Eso sí, recuerda que es material perecedero. Una broma anticuada o que ya todo el mundo conoce es anti-humor.
  • DEJA QUE SEA TU AUDIENCIA LA QUE APORTE EL HUMOR. Puedes apelar directamente al público para que cuente cosas divertidas, momentos embarazosos, anécdotas inesperadas… Aprovechando estos comentarios no solo creas un buen ambiente en la sala, sino que además puedes recopilar buenas historias que utilizar en próximas charlas.
  • ADAPTA TUS PROPIOS CHISTES E HISTORIAS. Puedes utilizar una historia que sabes que funciona cambiando la localización o los personajes a algo que te acerque más a la audiencia de aquel día. Si has escuchado algo divertido que puedes usar en tu charla no digas “escuche el otro día que alguien entró en un supermercado…” o “no sé dónde escuché que en un supermercado…”. En lugar eso, conéctate con la audiencia “el otro día me contó mi padre que fue a un supermercado…” o “no hace mucho entré en un supermercado…”. Puedes ubicar el supermercado en una zona relevante para tu audiencia. O puedes cambiar el supermercado por una boutique o un taxi si tu historia sigue encajando. “¿Pero, Ivan, no estoy engañando si hago eso?” ¡Qué va! Es solo una adaptación libre de la anécdota para que se entienda mejor. Algo inocuo que no daña al discurso, recuerda que estamos hablando de chistes, no del contenido troncal.
  • CONSERVA UN ARCHIVO DEL HUMOR. Cuanta gente que me encuentro me dice que no es que no tenga gracia contando chistes, sino que nunca se acuerda de ninguno cuando le animan a contar uno. Una pequeña libreta puede servir para registrar esas bromas, ideas a medio cocer o frases divertidas. Si tienes mucha actividad en redes sociales, seguro que te va a ir mejor abrirte un archivo en alguna aplicación como OneNote de Microsoft o el Keep de Google para ir pegando ahí todo lo que te encuentras de aprovechable. Que no te pase como siempre con tu “dónde estaba esto” revisando interminablemente tus paneles de actividad. Revísala de vez en cuando y desarrolla nuevo material a partir de esos fragmentos. Además de darte trabajo, también te puede alegrar el día revisar tu carpeta de buen rollo en un momento de aburrimiento.
  • PIDE AYUDA, ¿POR QUÉ NO? Puedes preguntar a los propios organizadores del evento si te pueden enviar tiras cómicas, chistes o noticias graciosas de su sector o su empresa. Quizás en sus boletines informativos tienen una sección más desenfadada. Quizás ellos ya tienen un archivo del humor. Si de pronto descubres una frase como “esta tendencia es tan inútil como la ‘p’ en psicología” puedes buscarle un nuevo destino y dirigirte a una audiencia de agentes inmobiliarios con la “tendencia tan inútil como la ‘h’ en hipoteca”.

Por si te ha sabido a poco, te dejo un bonus: tres técnicas concretas de humor al escribir tu discurso.

Y una última advertencia: tómate el humor muy en serio.

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