Si hay algo que distingue nuestra escuela es el espíritu científico. Y una de las cosas que nos obsesiona es el funcionamiento del cerebro del público.
Cuando estamos en escena los vemos allí, mirando (o no), sin pronunciarse. Intentamos adivinar qué sienten, qué piensan. Y siempre nos queda la duda.
Sin embargo, desde que la pnl empezó a tratar la mente como un ordenador y la neurociencia quiso verificar como se traducía todo eso a cargas eléctricas y neurotransmisores, hemos avanzado mucho en conocer el cerebro de las personas. Por ende, el de las audiencias.
Hoy hemos recopilado algunos de los mecanismos cerebrales que podemos aprovechar para conseguir lo que queremos de nuestras audiencias.
Así puedes aprovechar los mecanismos del cerebro de tu público
1. Repetir y repetir
Una de las cosas que siempre decimos en nuestros cursos de oratoria es que la clave de un mensaje potente es que sea reiterativo sin sonar repetitivo. Porque la repetición es el mecanismo de aprendizaje más natural y eficaz para consolidar los contenidos. Hay cierta satisfacción en la repetición (si no fíjate en ese niño que tiene a disposición el catálogo de Netflix pero solo quiere ver Frozen una y otra vez).
Por eso no tengas miedo de repetir ideas clave, fórmulas o estructura. La propia figura retórica de la epístrofe o la anáfora se basa en ese principio.
2. Mueve a la audiencia
Lo que nos decía la intuición a las personas que nos dedicamos a la educación queda confirmado por los estudios que sugieren que los cuerpos en movimiento producen más neurotrofinas, las proteínas que estimulan la supervivencia, el crecimiento y la diferenciación de las neuronas. Dicho de otra manera, cuando nos movemos, favorecemos el aprendizaje.
Uno de los retos de nuestros alumnos de Speech Wars es preparar una presentación que mueva a la audiencia. Y nos han traído propuestas muy originales. Desde las más discretas como ponerse y quitarse unas gafas reiteradamente a las más atrevidas como hacer una conga con todo el público.
Lo que resume una estupenda colega, Merys, en una frase que no nos hemos podido borrar de la cabeza: “Cuerpo en movimiento, mente en funcionamiento”.
3. Domina el pico y final
La regla del “pico y final” de la memoria, muy estudiada y contrastada por Kahneman y Redelmeier, se puede resumir en que el recuerdo de una experiencia (un viaje, una relación, una película, una presentación…) se construye con su punto más álgido emocionalmente y su final. Por eso queremos controlar el final de la presentación.
Sin embargo, si terminamos con un turno de preguntas estamos dejando ese final en manos de la audiencia que puede distorsionar el final hablando de cosas random.
Por eso nuestra recomendación es que hagas un turno de preguntas (que también tiene muchos beneficios) pero después remata siempre con una buena conclusión.
4. Aprovecha el efecto de unos buenos visuales
El autor de Brain Rules, John Medina, dice que si escuchas una información recordarás el 10%. Si añades una imagen recordarás el 65%. Y es que cuando estimulas varios sentidos a la vez estás conectando más neuronas a la misma información. Eso aumenta la memoria porque va a ser más rápidamente encontrada ese bit si hay muchas carreteras por las que llegar a él que si tuviéramos que encontrar la única vía a la que está vinculado.
Cuanto más conocemos cómo funciona el cerebro más podemos adaptar nuestras estrategias para obtener el resultado deseado de la audiencia. Y es que aunque es fácil caer en el debate de si esto es manupulación y estamos atentando al libre albedrío de la gente, si tú tienes el convencimiento de que estás aportando valor a tu público, que les estás ayudando, entonces ¿dónde está el problema? Como siempre el mal no está en los instrumentos o herramientas, sino en la voluntad de las que la usa.
Por eso nosotros trabajamos mucho la ética y los valores en nuestros cursos. Sabemos que entregamos potentes armas a nuestros alumnos y les advertimos de que los usen con responsabilidad.