Hacer una presentación tiene su ciencia. Exponer de forma clara y concisa un determinado tema requiere de cierta maestría para conseguir hacer llegar al público el mensaje que se quiere transmitir. A continuación, se muestran algunas claves que no pueden olvidarse cuando se debe realizar una presentación:
- Tener en cuenta el público. No todo el mundo posee el mismo nivel de conocimiento sobre ciertos temas. Tener en cuenta este punto cuando se quiere exponer una presentación es fundamental para conseguir comunicarse adecuadamente con los oyentes y que puedan captar las ideas principales de la misma. Emplear un lenguaje adecuado al grado de conocimiento de los oyentes es también un punto a tener en cuenta cuando se realiza una presentación.
- Captar la atención. En los primeros treinta segundos de la presentación es cuando se decide todo. Es el tiempo en el cual el público es capaz de engancharse al ponente o por el contrario desconectar casi por completo. Los primeros treinta segundos deben exponer de forma impactante y llamativa el motivo de la presentación para conseguir que el público continúe escuchándote. Usar el humor, contar una pequeña historia, hacer a los oyentes partícipes de lo que se expone, etc., son algunas de las técnicas que pueden emplearse para conseguir que todo el mundo quiera escuchar toda la presentación.
- No sobrepasar el límite de tiempo en el cual el público presta atención. El límite de atención se sitúa en veinte minutos. Según diversos estudios, las personas adultas solamente son capaces de mantener la atención sobre un tema durante veinte minutos. A partir de ese momento, la capacidad de atención comienza a decaer paulatinamente, poco a poco, acortándose y llegando a mostrarse una capacidad de atención que ronda los tres o cuatro minutos al final de la charla.
- Estructurar la charla adecuadamente. Si la duración de la charla supera los veinte minutos lo mejor es estructurarla como dos o tres minipresentaciones de veinte minutos cada una. De esta forma, mediante cambios marcados de temas, se puede conseguir que el público se reinicie y sea capaz de mantener la atención durante más tiempo. Si el orador no es capaz de exponer lo más importante de un tema en esos veinte minutos, eso puede indicar que no ha visualizado con claridad el tema en su mente, que da demasiados rodeos o que incluye demasiados detalles. Exponer un tema con claridad implica dominarlo adecuadamente, ser capaz de explicarlo de forma sencilla, concisa y conseguir que los demás lo entiendan fácilmente.
Una presentación representa la exposición clara de un tema, cuya duración ideal es de veinte minutos, tiempo en el cual el público es capaz de prestar toda su atención a la misma. Saber hacer que los oyentes se interesen por el tema expuesto es una ciencia, tarea para la cual se puede emplear el huor, la filosofía o la narración de una historia, etc., trucos que pueden hacer que el público sienta interés en continuar escuchando.