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Hablar en público sin nervios es DIVERSIÓN, en mayúsculas

Quiero que conozcas a Clara Vergès. Psicóloga, coach y formadora de las mejores, va a enseñarnos en nuestro próximo workshop diferentes técnicas para hablar en público sin nervios, desterrando el miedo y atajando la ansiedad. Pero antes nos ha adelantado algunas pistas muy interesantes basadas en su conocimiento y experiencia trabajando con profesionales de todo tipo y rango.

 

Dentro de poco conducirás el workshop “Controla los nervios al hablar en público”, ¿es tan común y paralizante este problema como parece?
Más que un problema yo hablaría de un miedo o temor, de los más antiguos que existen. La aceptación social para el ser humano es vital, sin aceptación no sobrevivimos, y es una cuestión muy antigua y animal que todavía está en nuestro cerebro primitivo.

Y, de repente, en la época moderna nos piden hablar en público, o sea, exponernos a una situación «aparentemente» no controlada y donde en teoría tenemos poco tiempo para «gustar». Esta situación es una de las más comunes que hallamos hoy en día en el mundo de la empresa.

¿Y a qué nos lleva el miedo? A paralizarnos. Por un momento párate a pensar que tu vida corre peligro, o al menos eso nos dice nuestro cuerpo y, como personas cooperadoras que somos, hacemos caso a nuestro cuerpo, con el consecuente tropel de pensamientos negativos al respecto.

Nada bueno puede salir de una acumulación de pensamientos negativos y las hormonas que los acompañan.

Cuando nos exponemos a una audiencia, ¿los síntomas de esos nervios son los mismos para todas las personas, independientemente de las razones que los provoquen?
Esta pregunta es perfecta para referirnos al workshop de Técnicas para Controlar los Nervios al Hablar en Público que en breve tendrá lugar. Las personas somos muy originales y puede ser que los síntomas de uno solo sean eso, sus síntomas. ¿Por qué? Porque los pensamientos que nos atacan y las expectativas que tenemos no son del todo las mismas. Cada persona tiene mecanismos de defensa diferentes y cuando siento una emoción muy fuerte (el miedo en este caso) recurre a aquello que le es familiar y ha funcionado en otras ocasiones.

Si me pides un listado de síntomas, podemos clasificarlos por áreas: fisiológicos (taquicardia, dolor de cabeza, sudoración, dolor de estómago, náuseas, escalofríos, rubor en las mejillas, boca seca, urgencia urinaria…), mentales (confusión, falta de concentración, autoexigencia exagerada, temor al fracaso…) , de comportamiento (bajo volumen de voz, silencios incorrectos, tartamudeo, hablar demasiado rápido, tics, evitación…)

El síntoma está servido, escoge cuál o cuáles son tus preferidos.

clara-verges-1Muchos profesionales evitan la situación por aquello de “yo no, que me pongo de los nervios”. ¿Cuál es la mejor razón para enfrentarse a esos nervios, según tú?
En Psicología, para ciertos miedos se usa la terapia de exposición, que la misma expresión describe como una exposición al estímulo aversivo. Como no estamos en un contexto de terapia, ni lo pretendemos, mi recomendación sería basarnos en su filosofía sin obligar a nadie. Cuanto más lo evites, más tremenda será tu percepción de la situación y más crecerá el miedo.

Por ello se recomienda enfrentarte a la situación, pero con seguridad. Para obtener esta seguridad existen técnicas de preparación del discurso, soportes técnicos para tener una referencia, técnicas de dinamización de equipos para que no todo tenga que recaer en tí, pruebas piloto delante de la gente que me quiere y, obviamente, pequeños ejercicios de relajación previos al momento y durante el mismo. Prepárate y ataca, así empezamos todos.

Por tu experiencia colaborando con empresas durante tantos años, ¿observas que los puestos directivos están mucho más preparados para gestionar las emociones y la comunicación, o es un mal que encontramos de igual modo en todos los niveles de una organización?
Este temor lo tenemos todos y todas. Somos personas ante todo y solo nos preparan la práctica y los conocimientos. La diferencia radica en que ciertos cargos directivos pueden evitar mucho más la situación, pero no creo que sea bueno.

Una vez me encontré con una gerente que cada vez que debía dar un discurso se lo pedía a alguien de su personal. Su personal estaba formado por gente muy joven, la mayoría con poca experiencia laboral y recién salidos de la carrera universitaria. ¿Qué pasó? Que, al final, todo el equipo estaba preparadísimo para cualquier situación pública menos ella y tuvo que tomar la decisión de empezar a trabajar «hablar en público» o quedaba en evidencia en cualquier situación profesional.

¿Y tú? ¿Después de más de 15 años hablando en público sigues teniendo nervios?
Los nervios siempre van bien, ¿no? ¿Te imaginas: creyendo que dominas por completo la situación y que nada te puede sorprender? las consecuencias serían no innovar nunca y acabar mostrando una actitud de prepotencia.

Un día leí que Josep Carreras todavía se pone nervioso ante una actuación… El resto no vamos a ser menos…

Me gustaría remarcar una diferencia: no es lo mismo nervios que ansiedad. Uno revela respeto, el otro revela miedo irracional. Debemos conseguir que este último se relaje un poco.

clara-verges-2¿Algún mensaje para quienes tengan dudas de si el workshop funcionará para ellos porque se creen casos perdidos?
Animaos, aprenderemos juntos, trabajaremos opciones prácticas y no haremos para nada el ridículo. Si os creéis casos perdidos, miraremos de encontraros. Muchos caminos llevan a hablar correctamente en público, pero todos los caminos llevan a Roma, ¡todos son la práctica!

Antes de despedirnos, cuenta a nuestros lectores lo que se experimenta cuando se controlan los nervios al hablar en público.
DIVERSIÓN, en mayúscula. La satisfacción posterior se convierte en un elemento muy motivador. Os voy a contar un secreto: hace muchos años me decidí a impartir talleres y formaciones diversas por que soy muy tímida. Llegó un momento en que me dije: «¡basta, no se puede ir así por la vida!», y ahora estoy realmente enganchada.

Admito que lo mío fue bastante terapia de exposición, pero a día de hoy puedo decir que mi trabajo me satisface al 100% y lamentablemente no demasiada gente puede repetir esta afirmación.

 

 

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