Conocí a Emma Dalmases a través de las redes sociales y fue un gusto desvirtualizar y compartir intereses comunes. Tenemos en la cabeza hacer algunas cosas juntos, pero de momento, para que la vayáis conociendo le hemos hecho una entrevista en la que nos aporta su visión del mundo de las presentaciones en público.
Emma es actriz y pedagoga teatral. Creó el proyecto Coffi Teatre en 2012 para ayudar a las personas a mejorar sus habilidades comunicativas, sentirse más seguras y conocer su propia expresividad mediante ejercicios e improvisaciones teatrales.
Te licenciaste en biología y decidiste zambullirte en el mundo de la interpretación. Es un cambio radical y a muchos puede chocarles… ¿Cómo viviste ese cambio?
La decisión no vino de golpe. Biología me encantó, pero el mundo artístico me llamó. La balanza se decantó y no hubo marcha atrás. Era algo que llevaba dentro, me escuché, y empecé a formarme como actriz. Era algo inevitable y lo sabía. No siempre todo se ve tan claro, pero esto sí lo fue. El primer día de clase en la escuela de actor sabía que había hecho lo correcto. De mi alrededor hubo opiniones de todo tipo: la familia se puso las manos en la cabeza, algunos amigos me felicitaron, otros no entendían, pero yo estaba feliz y no tenía dudas. A veces es un rollo no tener apoyo de tu familia, pero al final todo se pone en su sitio.
En tu blog comentas los beneficios de interpretar teatro e improvisación; cómo ayuda al desarrollo de la autoestima y a romper la zona de confort. ¿Esos cambios son visibles también en el ámbito profesional?
Sí. Los primeros alumnos que tuve como docente de teatro procedían de ámbitos empresariales diversos y la mayoría eran economistas. Empezaron la actividad de teatro como hobby. De forma espontánea me iban comentando lo que les estaba pasando en el trabajo: se sentían más seguros cuando hablaban en grupo o cuando tenían que hacer exposiciones, tenían la sensación de dirigir mejor sus mensajes y de ser más escuchados. Se sentían menos rígidos y con más confianza. Y fue a partir de aquí que nació el proyecto de Coffi Teatre.
Algunos de nuestros alumnos se encuentran con un problema básico para presentar: el pánico escénico. ¿Cuál piensas que es el primer paso para superar ese escollo?
La pregunta del millón. Salir delante de un público pone nervioso. Las pulsaciones aumentan, la adrenalina sube y nuestro cuerpo se activa de una forma muy particular. Como con todas las reacciones del cuerpo humano hay diferentes grados y diversos orígenes. Y con el pánico escénico pasa lo mismo. Lo primero es reconocerlo y aceptarlo, no tener miedo a los cambios que surgen en nuestro cuerpo. Y de aquí pasaríamos a un trabajo en grupo para desarrollar la confianza en uno mismo, en los demás y poder practicar que es esto de estar delante de un público.
Según tu experiencia, ¿por qué crees que cuesta tanto disfrutar con naturalidad de estar en un escenario?
En general, tenemos miedo a la exposición delante de las personas, miedo a que nos juzguen, miedo a que vean que estamos nerviosos, miedo a equivocarnos, a quedarnos en blanco, a no hacerlo perfecto. En general, es por él, el «amigo miedo».
Partimos de una sociedad, la española, en la que no estamos acostumbrados a exponer delante de un público. Es necesario recuperar parte del niño que fuimos y ponerlo a jugar y experimentar, recuperar nuestra libertad para comunicarnos, conocer nuevos recursos expresivos y valorar los que ya tenemos, aprovecharlos para sentirnos más seguros fuera o encima de un escenario.
Una curiosidad respecto a cuando haces de Emma Dalmases delante de un público, ¿te sientes más vulnerable que cuándo interpretas un personaje?
Por supuesto. Mentiría si dijera lo contrario. Pero no siempre me pongo igual de nerviosa. Hay veces que tengo una seguridad aplastante y otras que parece que vaya al patíbulo. Sea como sea, mi formación me ha ayudado a encontrar recursos, a relajarme y finalmente a disfrutar, sea Emma o Julieta. Alguien me dijo una vez que salir encima de un escenario es regalar algo al público, esa frase me gusta, porque es generosa y es lo que intento siempre. Ser generosa y regalar algo.
Si estuvieras con alguien que tiene que exponer en un par de minutos y que está muy nervioso. ¿Qué le recomendarías, en una frase, para que bajase de revoluciones?
Le diría que va a morir en cuanto pise el escenario, ¡que será una catástrofe y que no lo va a poder superar jamás! (Es broma… o no). Le preguntaría: ¿Qué es lo peor que te puede pasar? Después lo invitaría a respirar porque seguramente su respiración agitada no lo está ayudando a aliviar su tensión. Le hablaría con voz calma y le dirigiría un minuto de relajación mediante la respiración. Después de eso le podría decir algo así como: Sal y regálales la mejor de tus sonrisas. Sal y mira a cada una de las personas, ellas quieren que te lo pases bien, y tu eres un cómico reconocido.»
¿Tienes algún mensaje que quieras hacerles llegar a nuestros speakers?
No queráis copiar a nadie. ¡Os espero en clase!
