Da igual lo buena que sea tu presentación, si el final no es contundente. Tus últimas palabras, las que quedan resonando en la sala, son tu última oportunidad de persuadir. ¿Te imaginas una imponente sinfonía acabando con un fading de pop ochentero? Ni hablar. El impacto se consigue con un final apoteósico. Necesitas un buen…