¿Qué puedes hacer tú ante un público cabreado?
Como con la familia, la audiencia no la eliges. Y a veces, como speaker te encuentras en una presentación delante de un público cabreado.
Puede ser porque no le apetece estar allí pero su organización le obliga, puede ser porque tiene un prejuicio negativo sobre el tema del que vas a hablar. Muchas veces, es simplemente que tiene un día (o un mes) de los de estar enfadado con el universo por todos los marrones que le envía.
El lenguaje corporal de estas personas es bastante evidente. El silencio tenso en la sala también da pistas. Y la hostilidad puede ser manifestada en algunos comentarios incluso previos al inicio.
En esos casos, tu habilidad de comunicación y conexión con el público se va a poner a prueba. Aunque no hay polvos mágicos para solucionarlo–porque al fin y al cabo todo el mundo es tan libre de enfadarse como de desenfadarse- tienes una misión y no quieres echar a perder, por completo, tu presentación.
Así que, ¿qué puedes hacer tú?
Estrategias para lidiar con un público cabreado
- Ajusta tu volumen. El volumen alto excita y el bajo relaja. Intenta no crispar con un tono más suave, no queremos que destiles confrontación porque acelerará la oposición de tu público.
- Sé tan asertivo como puedas. En vez de utilizar afirmaciones rotundas e indiscutibles, introduce tus ideas con “en mi opinión…”, “según mi experiencia…” en un ejercicio de exponer y defender tus posiciones respetando las de los demás.
- Si se te da bien, cuenta alguna anécdota divertida. El humor sirve para destensar siempre que no se caiga en la ironía o en los chistes que apelan a situaciones en los que los presentes puedan identificarse y tomárselo como burla.
- Apóyate en tu conocimiento pero sin petulancia. Mencionar algunos hechos históricos, científicos, artísticos… según sea tu área, dará a entender que quien les habla sabe lo que dice siempre que no se entienda como una manera de marcar un nivel superior a la audiencia. Hay que medir mucho para conseguir el equilibrio.
- Explica tus propias dudas en el pasado. Cosas que te hicieron cambiar de opinión. Errores que cometiste y cómo aprendiste de ellos. Eso demuestra a la audiencia que eres flexible, que eres capaz de comunicarte, de empatizar y cambiar de punto de vista.
- En este caso, más que en ningún otro, despégate de tu guión. Vas a tener que estar más atento a sus reacciones para adaptar tu mensaje. Mientras estén bloqueados por su enfado les da igual lo que digas. Por eso es más eficaz dedicar tiempo a desbloquear el enfado. Aunque luego solo te quede tiempo para una idea, al menos ésa será bien recibida.
Todo esto que te he contado, si lo usas en otro contexto jugará en tu contra. Es importante saber reconocer cada situación de comunicación y adaptarte estratégicamente para conseguir los resultados que buscas. Y ante una audiencia cambiante, hacer siempre lo mismo no te va a funcionar.
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