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Tres recetas para añadir humor a tu discurso

Ya hemos comentado en otras ocasiones lo potente que es el humor como herramienta para conectar con la audiencia (puedes recuperar el artículo Haz reír a tu público con la lista de tres). Akash Karia, que debe haber analizado más TED Talks que nadie en el mundo, nos ofrece algunos ejemplos de cómo añadir humor a tu discurso sin recurrir a los chistes, que son la peor de las soluciones.

 

Tres maneras de añadir humor a tu discurso

1. Genera expectación y cuando menos se lo esperen… ¡Rómpela!

Una de las cosas que activa el mecanismo de la risa es la sorpresa. Cuando alguien resbala de repente y se cae, la risa nos asalta porque no esperábamos el traspiés. ¡No es que seamos tan malas personas como para pasarlo bien con la desgracia ajena! Fíjate cómo Ric Elías lo usa durante su presentación, cuando habla de su hija.

En comedia, la parte del texto que genera expectación se llama set-up. “Un mes más tarde, estaba en una actuación de mi hija, de primer grado…”. Con esta frase construimos una imagen estereotípica: la ternura, la emoción, el orgullo de padre. Sin embargo, esa imagen se rompe con el “…sin mucho talento artístico…” que arranca una sonrisa a gran parte del público. Esa coletilla es el punch, y cuanto más corto, conciso y directo sea, más fuerte golpeará y mayor será la carcajada que consigamos.

 

2. Usa el auto-recochineo

Cuando uno se ríe de sus propias miserias otorga permiso al público para reírse de todo. Puedes visionar de nuevo la charla de Richard St. John y observar cómo se mofa de su depresión o su manera de dirigir la empresa. Dáte cuenta de cómo funciona y cómo reacciona el público reacciona.

Así que recuerda esto: no te cortes al burlarte de ti mismo en el escenario.

 

3. Más es más: sobre-exagera

El público ríe con facilidad ante sobre-exageraciones obvias. Observa esta charla de Elizabeth Gilbert:

 “Cuando empecé a decir de adolescente que quería ser escritora me topé con el mismo tipo de reacción originada en el miedo. Y me preguntaban, “¿No tienes miedo de nunca tener éxito?” Hasta aquí una situación normal, predecible. Pero si cogemos esa reacción y la exageramos más y más… Y me preguntaban, “¿No tienes miedo de nunca tener éxito? ¿No te da miedo que la humillación del rechazo acabe contigo? ¿No te da miedo trabajar toda tu vida en esto que nada resulte de ello y que mueras sobre un montón de sueños rotos con el sabor amargo del fracaso en la boca?”

La exageración evidente hace reír al público. Hay mucha más literatura sobre humor que quizá desgranaré en futuros artículos, pero te garantizo que con estos ejemplos tienes lo esencial para hacer que tu público se desternille en tu presentación.

Recuerda: humor = emoción, emoción = impacto, impacto = memoria.

 

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